Los Orgones

amor-infinito[1]

El invento de la orgonita se atribuye al doctor Wilhelm Reich (1897-1957), quien habría “descubierto” una energía vital (conceptualmente similar al prana, qi, kundalini, etc. de diversas religiones y filosofías místicas asiáticas) presente en todas partes, pero que puede ser básicamente positiva o negativa, teniendo según esta polaridad efectos buenos o malos sobre los organismos vivos.

Según su teoría, la orgonita “ordena” esa energía provocando consecuencias positivas en el entorno más inmediato.

Alteraciones producidas por las radiaciones electromagnéticas
La contaminación electromagnética es tan omnipresente en nuestra sociedad que incluso se ha acuñado ya el término “estrés electromagnético”, que agrupa patologías de muy diversa índole, que a simple vista parecen no relacionarse entre sí . Algunas de las anomalías causadas por las radiaciones aparecen sólo en aquellos casos de exposición a campos intensos pero otras, por el contrario, pueden ser provocadas por instalaciones de poca o muy poca potencia.

Sus efectos se traducen en depresión, irritabilidad y desequilibrios emocionales, así como disfunciones del sistema inmunológico, lo que nos hace más vulnerables a las enfermedades. Aunque por lo general no nos afecte de forma inmediata, sus efectos biológicos son acumulativos, deteriorando paulatinamente la calidad de vida. Aunque en niños, ancianos, embarazadas o personas enfermas los efectos perniciosos de la contaminación electromagnética pueden manifestarse a corto plazo. Los dos órganos más afectados por los campos electromagnéticos externos son el corazón y el cerebro, al funcionar ambos por impulsos eléctricos.

Principales alteraciones que producen a todas las personas, en mayor o menor grado:

Dolores de cabeza
Fatiga matinal
Depresión
Incremento del stress
Irritabilidad y alteraciones del comportamiento (agresividad).
Alteraciones del sueño, insomnio.
Perdida de memoria, retardo en la toma de decisiones, mente en blanco
Palpitaciones y vertigos, ansiedad
Astenia (pérdida de vitalidad).
Disminución de la actividad sexual.
Pérdida del apetito.
Alteraciones cardiovasculares.
Alteraciones en el ciclo menstrual.
Opacidad del cristalino, lesiones de la retina, del epitelio y del estroma.
Alteraciones en el córnea.
Alteración de la espermatogenesis.
Alteraciones endocrinas.
Alteración del sistema sanguíneo y de la inmunocompetencia.
Aumento del riesgo de leucemia.
Aberraciones cromosomáticas.
Alteración de los mecanismos celulares e infracelulares.
Abortos y malformaciones durante la gestación.

Estos efectos están en relación con la potencia de emisión recibida y con la duración de dicha exposición.

El orgón y la contaminación electromagnética

Conos generadores de orgón
En el mundo de la tecnología, caracterizado por la presencia cotidiana de innumerables aparatos que transmiten toda clase de radiaciones electromagnéticas perjudiciales para la salud, algo tan simple como un generador de orgón neutraliza sus efectos.

Por regla general, se habla muy poco de la contaminación electromagnética, sin embargo, está ahí y cada día afecta a más personas. Como resultado de numerosas investigaciones, entre ellas las de AURORE (Asociación para el uso racional de las ondas electromagnéticas) y las de la OMS (Organización mundial de la salud) se han reconocido las perturbaciones y síntomas que se derivan del síndrome de las frecuencias y de las hiperfrecuencias.

La contaminación electromagnética, al igual que la radioactividad, tiene un gran inconveniente: no somos capaces de apreciarla a través de nuestros sentidos, ni siquiera cuando se trata de grandes cantidades, porque no se ve, no se huele, no se oye, no tiene sabor y es materialmente impalpable. Sin embargo, supone un importante peligro para nuestra salud.

Resultan igual de peligrosas las frecuencias bajas que las altas, las de gran intensidad y las de pequeña intensidad, las microondas y las hiperfrecuencias. Para quienes sufren sus efectos es recomendable indicarles el uso de generadores de orgón.

Distintos aparatos, tanto en el hogar como en la oficina pueden estar afectando la salud de quienes cotidianamente resultan expuestos a sus radiaciones electromagnéticas

Teléfonos móviles
Antenas de telefonía móvil
Torres y líneas de alta tensión
Transformadores eléctricos
Instalaciones eléctricas defectuosas en la viviendas (sin tomas de tierra o con conducciones mal aisladas o sobresaturadas)
Antenas
Repetidores de TV
Despertadores eléctricos
Televisores y consolas de videojuegos.
Ordenadores
Microondas
Electrodomésticos y equipos motrices de trabajo.
Ventiladores, calefactores, aire acondicionado, etc.



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